Autoestima

Todos somos capaces de hacer muchas cosas. Tenemos que querer hacerlo con esfuerzo...Todo lo que vale la pena , cuesta, aunque sea un poco. 
Cuando hacemos algo que nos ha supuesto un esfuerzo , y nos sale bien, nos sentimos de maravilla y eso nos impulsa a seguir trabajando para mejorar.
Los fracasos, aunque no lo creamos,  nos ayudan a mejorar también, siempre que no nos rindamos y "tiremos la toalla".



Si eres ingenioso y buscas soluciones... puedes conseguir lo que te propongas. Eso es lo que nos transmiten estos cortos producidos por HAMPA estudios y financiados por el Ministerio de Economía y Competitividad. Los hermanos Honky y Tonk deberán resolver distintos problemas y, además, en clave de humor (lo que hace que sea doblemente motivador para l@s chic@s). Uno de los hermanos "pasa de todo" y el otro, el ingenioso, acabará superando las distintas dificultades con las que se encuentran ¿De cuál debemos tomar ejemplo?




Un día de pesca - Usa el Coco from HAMPA STUDIO on Vimeo.




Me gustan las bananas - Usa el Coco from HAMPA STUDIO on Vimeo.




Esto pesa mucho - Usa el Coco from HAMPA STUDIO on Vimeo.








LA CIGARRA Y LA HORMIGA

Las cosas cuestan trabajo conseguirlas, pero si te lo propones hay momentos para todo. La fábula clásica de la Cigarra y la Hormiga nos muestra como "el que siembra, recoge". Es muy bonito no hacer nada y querer tenerlo todo, pero nada más lejos de la realidad. Si te lo propones, te esfuerzas y te preparas, habrá momentos para trabajar y momentos para divertirse. Si quieres conseguir algo en la vida, lucha por ello.

La cigarra y la hormiga from lapetitabrownie on Vimeo.








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Cuento de las ranitas

Fábula Las ranitas







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Bonito vídeo para reflexionar.
Todos somos capaces de lo que nos propongamos. Tan solo hemos de saber cuales son nuestras posibilidades y no dejar que nadie nos diga si somos o no válidos.














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"El orejón", un cuento 


sobre bullying

Este cuento fomenta la autoestima y la tolerancia. Dirigido a los niños que sufren bullying.
Escrito por Álvaro Jurado Nieto, Colombia.

Era su segundo día de clase . Henry se sentó en el primer pupitre , junto a la ventana, como le recomendó su mamá.

"Buenos días niños" dijo alegremente la profe. "Hoy vamos a estudiar algunos animales. Comenzaremos con el asno, ese animal tan útil a la humanidad, fuerte, de largas orejas y..."

"Como Henry " le interrumpió una voz, salida de la parte de atrás de la clase. Muchos niños comenzaron a reír ruidosamente y miraban a Henry.

"¿Quién dijo eso?" preguntó la profesora, aunque sabía bien quién lo había dicho.

"Fue Quique", dijo una niña señalando a su lado a un pequeñín pecoso de 5 años.

"Niños, niños", dijo Mily con voz enérgica y poniendo cara de enojo. "No deben burlarse de los demás. Eso no está bien y no lo voy a permitir en mi clase".

Todos guardaron silencio, pero  se oyeron algunas risitas  todavía en varias partes.

Un rato después una pelota de papel golpeó la cabeza de Henry. Se volvió pero no vio quién se la había lanzado y nuevamente algunos se reían de él. Decidió no hacer caso a las burlas y continuó mirando las láminas de animales que mostraba Mily. Estaba muy triste pero no lloró.


En el recreo Henry  comenzó a comerse el delicioso bocadillo  que su mamá le había preparado. Dos niños que estaban cerca le gritaron: "orejón, oye orejón, no comas tanto que va a salirte cola como un asno" y se echaron a reír. Otros niños a su alrededor lo miraron y tocando sus propias orejas, sonreían y murmuraban. Henry entendió por primera vez, que de verdad había nacido con sus orejas un poco mas grandes que las de los demás. "Como su abuelo Manuel" le había oído decir a su papá una vez, pero no entendió a que se refería. "Ahora sí lo sé", se dijo.

De pronto se escucharon gritos desde la clase  de música, de la que  salía mucho humo.

Henry se acercó y vió a varios niños encerrados sin poder salir, pues algún niño travieso había colocado un palo de escoba en los cerrojos. A través de los vidrios se veían los rostros de los pequeños llorando, gritando y muy asustados. Dentro algo se estaba quemando y las llamas crecían rápidamente. Los profesores estaban reunidos en la parte de atrás del colegio y no se habían dado cuenta del peligro y ninguno de los niños se atrevía a hacer nada.

Henry sin dudarlo un segundo, dejó su bocadillo y corrió hacia la puerta de la clase, y a pesar del humo y del calor que salía de ella, agarró la escoba que la trababa y tiró con fuerza.

Los niños salieron de prisa y todos se pusieron a salvo.

Henry quedó como un héroe. Los profesores que venían corriendo al sentir los ruidos, lo abrazaron y elogiaron su valor. Los niños que se habían burlado de él por sus orejas, estaban apenados.

En casa, Henry contó todo lo sucedido a su familia, por lo que todos estaban orgullosos de él. Al día siguiente, ningún niño se burló de Henry. Habían entendido que los defectos físicos eran sólo aparentes, pero en cambio el valor de Henry al salvar a sus compañeros era más valioso y digno de admirar.

Historias breves para soñadores impacientes.


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Desórdenes alimentarios